"Cada caso impresiona, con cada persona se comete un
 acto de vileza y barbarie. Tras cada muerte hay una injusticia 
flagrante, un desgarro imposible de sanar para su viuda, sus hijos, 
padres, amigos… Con todo, hay historias que sobrepasan lo imaginable 
como la del alcalde de la localidad de Loporzano, Rafael Montori Ara, de
 39 años, padre de cuatro hijas, encarcelado en Huesca desde el primer 
momento tras la sublevación. 
El 12 de agosto [1936], cuando su hija 
Presentación, de 15 años, le llevó a la cárcel la fiambrera con la 
comida le devolvieron la cesta con la cabeza cortada de su padre. 
Presentación enloqueció, enfermó gravemente y murió muy joven. Esa 
cabeza fue expuesta en la plaza más céntrica de Huesca para escarmiento y
 amenaza de toda la población”
Víctor Pardo Lancina (2018)"                    (Salvador López Arnal , Rebelión, 31/03/18) 
 
 
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