6/11/10

Ser negro (y poeta) en la Inglaterra de Thacher

"El racismo contra los negros (con su mezcla de agresiones físicas y marginación económica) estaba a la orden del día en la Inglaterra de los años sesenta y setenta. El joven Linton Kwesi aprendió pronto a desenvolverse en este ambiente hostil. "En el colegio me eché rápidamente amigos blancos. No había otra salida: entonces no había muchos niños de origen caribeño en las aulas. Lo de los profesores ya fue otro cantar.

Tuve algunos muy buenos, pero otros eran bastante racistas. Paradójicamente la educación que había recibido en Jamaica era superior en algunos aspectos a la que me ofreció Inglaterra. En matemáticas, por ejemplo, estaba dos o tres años adelantado a los niños ingleses, aunque entonces un niño caribeño en Londres sólo podía aspirar a trabajar en una fábrica", cuenta a Público.

El niño aprendió a hacerse valer. Eran tiempos de acoso policial y agresiones fascistas contra los inmigrantes; es decir, el "ambiente xenófobo ideal para acabar militando", explica Linton, que en 1970 se enroló en la facción británica de las Panteras Negras. "Teníamos los mismos eslóganes que las panteras americanas. Black Power. People's Power.

Pero lo que más me sorprendió cuando empecé a militar fue comprobar que había libros escritos por negros. Que existía en el mundo algo parecido a una literatura negra", cuenta sin ironía.

El libro que cambió la vida de Linton Kwesi Johnson se llamó The Souls of Black Folk, de W. E. B. Du Bois, un ensayo sobre la precaria situación de los negros americanos tras la abolición de la esclavitud. El texto ejerció de "catalizador" en la mente de un joven que descubrió la poesía "gracias a la política".

"Escribir poesía se convirtió en un acto político" para un Linton influenciado tanto por los "discursos de Malcom X" como por las canciones de los pioneros del hip hop The Last Poets, "que utilizaban el lenguaje de las calles como vehículo poético", afirma. (...)

El descontento negro había explotado tras meses en los que a las dosis habituales de racismo se le había unido las destructivas recetas sociales de Margaret Thatcher (la Dama de Hierro había sido nombrada primera ministra en 1979). Johnson se convirtió en una de las voces más representativas de una comunidad negra que exigía ser escuchada tras pegar un puñetazo en la mesa. "Los disturbios de Brixton fueron el inicio de la transformación de las relaciones raciales en Reino Unido.

Habíamos demostrado que éramos poderosos y que estábamos dispuestos a ejercer ese poder. Lo paradójico del thatcherismo es que fue la etapa en la que los negros conseguimos más avances gracias a las luchas que mantuvimos para alcanzar igualdad racial y justicia social", cuenta Johnson, que resume así la doctrina Thatcher: "Se trató de una ruptura radical de los acuerdos sobre los que se sostenía la Inglaterra posbélica para dar vía libre al neoliberalismo". (Público, 06/11/2010)

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